lunes, 4 de agosto de 2014

Volvo (parte 2)

ANIMADOS POR EL ÉXITO
 Como se trata de desarrollar las ideas al detalle, VMCC sitúa su proptotipo PMV como un rival para Smart y BMW C1 y estima una demanda de 34.000 unidades a un precio de 25.000 dólares en el mercado estadounidense. Visto el éxito que ha tenido el XC90, con su segundo proyecto, los ingenieros y diseñadores de Camarillo buscan dejar boquiabiertos al resto de los conductores y hacer que los peatones vuelvan la cabeza al verlo pasar. Tal y como se proyecta, el Volvo ES, es un vehículo adaptable a múltiples usos con rasgos de todocamino que costará más de 50.000 dólares y que sería comercializado de la forma más exclusiva posible. Los ingenieros no ahorran en detalles que conviertan al Volvo ES en un coche que entretenga y haga disfrutar de la conducción a clientes de caracter más bien individualista. De la oferta de equipamiento se desprende un afán por gustar a través de elementos y conexiones electrónicas, ordenadores a bordo... La personalización de puertas y techo se ha pensado para que sus propietarios puedan expresar aún más su diferencia con el resto de conductores. Pero no todo consiste en buscar nuevas facetas a la marca. También hay que aprovechar la herencia de ... años de vida. Con capacidad para siete personas, el Volvo PeopleMover «no es un monovolumen compacto y tampoco un SUV, sino el transporte del futuro para la familia, según el centro VMCC. La ergonomía y el diseño interior cobran mucha importancia, de modo que facilitan prácticamente cualquier actividad a bordo y permiten tanto el traslado de personas como el de todo tipo de objetos, por lo que la versatilidad es uno de sus puntos fuertes. Como contrapunto a la asociación de los coches familiares con la formalidad y el pragmatismo, los ingenieros prometen una fuerte dosis de estilo a través de distintas carrocerías y configuraciones, además de conseguir un familiar «rápido y divertido». Movilidad y medio ambiente La movilidad y el medioambiente serán determinantes en el aspecto interior y exterior de los nuevos vehículos que prepara Volvo. Para el primer capítulo, los nuevos conceptos tienen como apuesta más llamativa la anchura del vehículo, reducida a dos tercios de la de los actuales. Se trata así de buscar una solución a la saturación del tráfico en las grandes ciudades y sus vías de acceso. Para resolverlo, los ingenieros de Camarillo proponen reducir a dos los asientos del vehículo y situarlos en línea en vez de en paralelo, idea en la que también trabajan otras marcas. De este modo, con vehículos más reducidos y más aprovechados para el transporte de personas, se hace más eficaz el uso de unas infraestructuras saturadas, problema que resulta todo un quebradero de cabeza para los ciudadanos y las autoridades del Estado Dorado. La propulsión de los vehículos y la creciente ola de regulaciones para controlar las emisiones contaminantes provocadas por los vehículos es otro asunto al que los ingenieros de Volvo no dejan de dar vueltas. Procedente de Toyota, Ichiro Sugioka, responsable de Ciencia en el centro, no tiene dudas de que la electricidad es la energía propulsora del futuro. «Más que la capacidad para dar potencia y autonomía a los vehículos, el problema es el tiempo que tardará la industria del automóvil en conseguir las economías de escala necesarias para producir estos vehículos en serie y, además, cuántos años necesitarán las compañías eléctricas, de gas y petroleras en dar con sus propios sistemas de producción y distribución», dice. El tiempo decidirá la traducción a la realidad de estas ideas. De momento, la propuesta es el Tándem, que ya se ha ensayado en su versión experimental, con un motor eléctrico, una longitud y una anchura inferiores a 3,5 metros y 1,3 metros respectivamente. Silencioso, tanto por fuera como por dentro, rompe todos los tópicos de diseño y habitabilidad y resulta un desafío a la imaginación de un conductor del año 2004.
 LOS DISEÑADORES
 Diseñar el futuro requiere cortar de forma radical con el presente. Pero ¿por dónde empezar? La investigación en el Volvo Monitoring Concept Center dibuja primero el escenario del mundo del motor en 2030 para después aplicar sus conclusiones en los modelos que prepara para 2010. Es una estrategia que evita al equipo de ingenieros y diseñadores trabajar en conceptos excesivamente futuristas y les permite ofrecer a su casa matriz en Estocolmo ideas tan vanguardistas como prácticas a medio plazo. Así, los capítulos más estudiados por este equipo de 20 personas procedentes de todo el mundo se centran en cuestiones como la demografía, la economía, las tendencias políticas y posibles nuevos marcos regulatorios para el automóvil, los cambios sociales y culturales, el tráfico, la evolución tecnológica... Todo ello dentro de 26 años. Este futuro contempla un mundo poblado por cerca de 9.000 millones de habitantes donde las diferencias entre países ricos y pobres se han acentuado; un mundo también más viejo, con más de la mitad de la población por encima de los 60 años; globalizado desde el punto de vista económico y social pero con ciudadanos que enucuentran la diversidad como una virtud y, finalmente, con graves problemas de tráfico y congestión en las grandes ciudades, donde se concentrará el 60% de la población mundial. Traducido a la industria del automóvil, este escenario pide más coches, pero más baratos de comprar y mantener. La edad y una mayor influencia de la mujer hacen pensar en vehículos más ergonómicos y seguros. En cuanto a los atascos, la apuesta por sistemas de control de tráfico y adaptación a la nueva realidad a través de un tamaño más reducido son evidentes.

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